Os presento a Félix. Un precioso gato de colonia de casi 6 kilos y de unos 4 años de edad.

De pequeño era muy cariñoso y se dejaba acariciar mientras comía pero un buen día desapareció a causa del dichoso celo. Durante las semanas que estuvo desaparecido tuve una gran preocupación por él. A pesar de ser un gato feral, es de los pocos afortunados que tienen un territorio seguro, es decir, una parcela de un vecino tremendamente bueno con ellos, que les permite tener donde resguardarse y alimentarse de manera segura. Y eso, para los que queremos protegerles , nos es de gran consuelo. No sabía si le volvería a ver…Un día puse la jaula para poder atrapar a su hermano y poderle llevar a castrar y apareció, se metió en la jaula en busca de comida tan rápido que me quedé asombrada. El pobre presentaba tantas heridas que no podía dejar de pensar por cuántas cosas habría pasado. Por suerte se le pudo castrar y curar y , al poco tiempo , volvió a coger peso, su pelaje volvió a ser el que era y el gesto de su cara se volvió más sereno. Aunque cambió, se volvió asustadizo con las personas y muy precavido con su familia gatuna, más solitario. Aún sí, verle de nuevo a salvo me hizo muy feliz.

Hace poco pude ver que salía de su boca una baba ensangrentada , que intentaba comer y no podía. Así que de nuevo me asaltó la alarma y la preocupación. Le pudimos coger gracias a la jaula trampa y comida irresistible y le llevamos de urgencia a la clínica.

Resultó ser un calcivirus, apenas le quedaban dientes, tenía todo inflamado y ensangrentado. Debía de haber estado pasando un gran dolor. Le extrajeron todas las piezas dentales menos los colmillos. Aunque nos dijeron que seguramente se le caerían.

Así que le toca lidiar con una vida sin dientes… pero siempre tendrá su comida blandita y todo el cariño y cuidado para que tenga la mejor vida posible.

Sabrina.